Con un hispano como secretario de Estado, ¿prestará más atención EEUU a América Latina?
los republicanos controlan la mayoría de esa cámara y que el actual senador por Florida es miembro del Comité de Asuntos Exteriores.
Por su herencia hispana —hijo de inmigrantes cubanos radicados en Miami— así como por su trayectoria como senador, algunos piensan que esta vez América Latina no estará tan olvidada en la agenda diplomática estadounidense.
El de Rubio es uno de los nombramientos menos polémicos de cuantos ha hecho Trump para su segundo gobierno, porque, contrario a algunos de los colegas con los que le tocará compartir el gabinete, el seleccionado puede exhibir credenciales para el trabajo.
Sin embargo, es una trayectoria notable para alguien que en las primarias republicanas de 2016 mantuvo fuertes desencuentros con quien ahora es su futuro jefe: Trump lo apodó 'Pequeño Marco' y este se refirió al magnate neoyorquino como un “estafador”.
Pero todo eso fue antes de que Rubio se convirtiera en uno de los mayores defensores de Trump en el Senado y un activo representante de su plataforma durante la campaña electoral de 2024.
¿Tendrá América Latina relevancia ahora para Washington?
“Marco Rubio traerá una larga historia de experiencia de halcón neoconservador al Departamento de Estado”, aseguró a Univision Noticias el exembajador estadounidense en Panamá John Feeley, quien en 2017 renunció al Departamento de Estado por considerar que no podía representar a la istración Trump, que estaba por empezar su primer gobierno.
“Comparado con secretarios de Estado previos, traerá un refrescante foco en América Latina y el Caribe, que sería útil si no fuera por su inclinación a ver la región entera a través de la óptica de una fallida política hacia Cuba” afirmó Feeley.
Sin embargo, es de esperar que el foco diplomático estadounidense seguirá estando fuera del hemisferio, considerando el nuevo gobierno hereda una escena internacional complicada
A las guerras en Ucrania y el Medio Oriente, podría sumarse nuevas tensiones si Trump vuelve a su política de confrontación tarifaria con China y otros socios comerciales países, o a sus amenazantes críticas a los socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Rubio tendrá que lidiar con esos problemas. En Ucrania, podría empezar a desvincularse del conflicto y cesar el apoyo a Kiev; mientras que con Israel con seguridad profundizará el alineamiento con el gobierno de Benjamin Netanyahu, posiblemente de una manera aún más complaciente que lo que se ha hecho bajo el gobierno del presidente Joe Biden.
Cuba, la obsesión de Rubio
Desde que en 2011 llegó al Senado por Florida, Rubio ocupó un puesto en el Comité de Exteriores y actualmente es el miembro de mayor rango en el subcomité del Hemisferio Occidental.
En esa posición, Rubio se ha destacado por su postura intransigente ante gobiernos de izquierda de América Latina, principalmente el de Cuba y sus aliados Venezuela o Nicaragua, así como su posición contra otros países enemigos de EEUU, como Irán, Rusia o China.
“Es probable que Rubio regrese a una política de presión máxima, sanciones y aislamiento hacia Caracas, Managua o La Habana, pero solo si Trump lo deja. Porque Trump puede muy bien buscar un trato de petróleo por una reducción del flujo de migrantes con el hombre fuerte de Venezuela, Nicolás Maduro”, considera Feeley.
La clave estará en cómo Trump enfoque las relaciones con América Latina, una región a la que ve como generadora de migrantes hacia EEUU, productora de drogas y, también en el caso de México, como socios comerciales desleales (de allí que en la campaña amenazara con establecer aranceles al comercio en productos mexicanos si ese país no controla la llegada de migrantes a la frontera sur).
Rubio parece compartir la afinidad de Trump por ciertos gobiernos latinoamericanos de tendencias conservadoras y con líderes “duros”, una cualidad que el futuro presidente siempre ha dicho irar de algunos jefes de gobierno (como el ruso Vladimir Putin).
Milei, Bukele, Noboa: los nuevos aliados de Washington
La Argentina de Javier Milei, El Salvador de Nayib Bukele o el Ecuador de Daniel Noboa son países con los que seguramente EEUU buscará profundizar relaciones en los próximos cuatro años de gobierno de Trump.
Al respecto, Rubio escribió en abril de este año un artículo en la revista especializada en temas de defensa y política exterior The National Interest en el que hablaba del acercamiento que esos líderes han mostrado hacia los conservadores estadounidenses, capitaneados por Trump: “Nuestro interés nacional (es) corresponder a esta voluntad”.
“¿Deberíamos imaginar que se alinean con nosotros en todos los temas? No; en general, no están más interesados en depender de Estados Unidos que en depender de China, por ejemplo. Aun así, debemos reconocer que el éxito de estos líderes engendra éxito para nosotros”, escribió Rubio.
Una visión “pragmática” para un mundo multipolar
Es de esperar que, como el máximo diplomático del entrante gobierno republicano, Rubio siga la línea que le marque la Casa Blanca.
En los últimos años, el senador ha pasado de ser el tradicional ‘halcón’ conservador en política exterior a plegarse, al menos en lo declarativo y en algunos aspectos, a la visión del “EEUU primero” que preconiza Trump, basada en un retiro de Washington de la escena internacional y la función de policía mundial que se autoadjudicó al final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Una entrevista con los medios cuando se especulaba con su nombre para el cargo de secretario de Estado parece dejar clara esa evolución.
Rubio aseguró que el mundo está en una nueva era de confrontación similar a la Guerra Fría que enfrentó a EEUU con la Unión Soviética y advirtió que Washington, que ya no es el único polo dominante, debe lidiar “pragmáticamente” con la situación para no perder poder y efectividad.
"Somos el país más poderoso, pero también tenemos recursos limitados, así que tenemos que invertir nuestro tiempo y nuestro dinero en cosas que sirvan a nuestro interés nacional fundamental", dijo Rubio en una entrevista del 7 de noviembre con la cadena católica de cable EWTN.
Como ejemplo, sirve la evolución de Rubio sobre la invasión rusa a Ucrania, de la que, tras ser ferviente promotor de la causa ucraniana y haber promovido legislación para reforzar la capacidad defensiva de Kiev, ahora dice que está en un punto muerto y hay que buscarle solución.